viernes, 27 de noviembre de 2015

LA LITERATURA AYUDA A CURAR LAS HERIDAS

'París era una fiesta', de Ernest Hemingway



Los parisinos convierte este libro en el símbolo de su protesta.

21 de noviembre de 2015. Estandarte
Qué: París era una fiesta, de Ernest Hemingway, símbolo contra los atentados.
La literatura ayuda a curar las heridas, a refugiarnos de nuestros problemas... Los lectores parisinos han escogido refugiarse en los libros frente a los atentados del pasado viernes 13 de noviembre. Para ser exactos, han encontrado cobijo en un libro concreto y simbólico: París era una fiesta, las memorias francesas de Ernest Hemingway.
La iniciativa partió de una lectora casi anónima —su nombre sí lo conocemos, Danielle, y sabemos también que es jubilada—, que intervino con enorme pasión en un programa televisivo. «Es muy importante que veamos, aquí, varias veces, el libro de Hemingway París era un fiesta», opinó, «porque somos una civilización muy antigua y llevaremos nuestros valores hasta lo más alto; y fraternizaremos con los cinco millones de musulmanes que ejercen su religión libre y amablemente y lucharemos contra los 10.000 bárbaros que matan, supuestamente, en nombre de Alá». El mensaje de Danielle impresionó a los espectadores, y se convirtió en viral al momento. Muchos parisinos han dejado ejemplares del libro como homenaje, entre las velas y las flores, antes los bares y las salas de conciertos asoladas por los terroristas, y muchos franceses participaron en el minuto de silencio y en las manifestaciones con París era una fiesta entre sus manos.
París era una fiesta encabeza ahora las listas de biografías más vendidas en Amazon, y se ha agotado la edición en papel: las librerías parisinas, que antes vendían diez ejemplares diarios de las memorias de Ernest Hemingway, han elevado las cifras hasta —entre todas, por supuesto— un total de quinientos libros diarios. El homenaje a París —y a Hemingway— repite la reacción a los pasados atentados de enero, cuando los lectores agotaron Tratado de la tolerancia, de Voltaire; se estima que se vendieron 120.000 ejemplares de este título. En el caso de Folio —que publica en francés el libro de Hemingway—, la editorial se ha visto obligada a lanzar una reimpresión de 15.000 ejemplares, casi el doble de las ventas anuales de París era una fiesta.
París era una fiesta (A Moveable Feast) se publicó tres años y medio después de la muerte de su autor, y sin embargo al leerla tenemos la sensación de que se trata de su libro más personal. Un hombre que sabe que su vida se acaba recuerda sus años en París: una época en la que fue «muy pobre, pero muy feliz». Ernest Hemingwayconvirtió en personajes a F. Scott Fitzgerald, Ezra Pound o Gertrude Stein, rememora la Primera Guerra Mundial y establece las coordenadas de la Generación Perdida. Porque «París es una fiesta que nos sigue», los lectores se han enfrentado así al peor ataque terrorista de la historia de Francia, con 129 muertos y más de 350 heridos.
http://www.estandarte.com/noticias/libros/novela/paris-era-una-fiesta-de-ernest-hemingway_3388.htmlhttp://www.estandarte.com/noticias/libros/novela/paris-era-una-fiesta-de-ernest-hemingway_3388.html
Noticias relacionadas:
Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway
Los Hemingway, una familia singular
Los escritores y sus casas
Escritores de fiesta y borrachos
Galería de escritores... y gatos
Hoteles para escritores y lectores
El comienzo de El viejo y el mar





UN SÍMBOLO CONTRA LOS ATENTADOS: "PARÍS ERA UNA FIESTA" DE ERNEST HEMINGWAY..
La literatura ayuda a curar las heridas, a refugiarnos de nuestros problemas... Los lectores parisinos han escogido refugiarse en los libros frente a los atentados del pasado viernes 13 de noviembre. Para ser exactos, han encontrado cobijo en un libro concreto y simbólico: París era una fiesta, las memorias francesas de Ernest Hemingway.
París era una fiesta encabeza ahora las listas de biografías ...
Ver más

LA ANGUSTIA A MIS MIEDOS SE EXACERBA SUCUMBIENDO EN EL DESALIENTO AL REINTENTAR SUPERARLOS............... Dr. Pablo Albán (Médico-Psiquiatra)
ANGUSTIADOESTOICOE-MAIL.BLOGSPOT.COM|DE DR. PABLO ALBAN

miércoles, 26 de agosto de 2015

EL MUDO, CUENTO DE YURI YAKOVLEV

EL MUDO

Cuento de Yuri Yakovlev
de la Revista Ogoniok (Sputnik - Enero 1995
Yuri Yakovlex (n. 1922), de joven combatió en la guerra contra los nazis y fue en el diario del frente donde publicó sus primeros versos. Después de la guerra se diplomó en el Instituto de Literatura y al poco tiempo editó dos colecciones de poemas. Su primer cuento - Estación "Chicos" - aparecido en 1960, determinó la vía que seguiría su creación: prosa destinada a los niños y jóvenes. (n. de la Redacción, Sputnik).


El dueño de Orlik era el padre del Mudo, un cochero de cargas.
El niño era mudo de nacimiento. Primero pensaron que se trataba de un retraso temporal y que con el tiempo empezaría a hablar. Pero pasó un año, dos, tres… De los labios del niño se escapaban sonidos ininteligibles, parecidos a mugidos. Todo lo comprendía, quería expresarlo todo, pero la naturaleza lo había privado del inestimable don del habla.
Tenía fríos ojos incoloros, y cuando nos miraba sin poder expresar con palabras su idea, su mirada se hacía enigmática como sí callara… intencionalmente, ocultando algún secreto.
Caminaba pegado a las paredes con andar silencioso, gatuno. Y huía de sus perseguidos a grandes saltos elásticos. Tenía las manos frías y los dedos fuertes. Era un poco huraño y por eso lo consideraban malo. Pero seguramente es difícil ser bondadoso cuando el mundo circundante no le comprende, se burla de ti y te rehúye.
Los muchachos se burlaban de él. Y yo no era una excepción movido por una malvada alegría, junto con todos corría tras de él, gritando:
¡Mudo! ¡Mudo!

Su amigo
Dr. Pablo Albán

jueves, 20 de agosto de 2015

"CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO"

NICÓLÁS GUILLÉN


 CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO
Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.
Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.
Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

domingo, 16 de agosto de 2015

"AH, SÍ, YA SÉ, LA HISTORIA DE LOS LADRONES. ¿LA RECUERDAS?"

“ESPERANDO A GODOT” – SAMUEL BECKETT

El teatro del Absurdo... esta trama es altamente monótona, la discusión no tiene ningún hecho relevante,  simboliza el hastío y la carencia de significado de la vida humana, argumento reiterativo en el existencialismo… Al final se anuncia que el tal Godot no vendría… una interpretación es que Godot representa a Dios (del inglés God).


FRAGMENTO:
(Silencio)
VLADIMIR: ¿Qué decía?  ¿Cómo sigue tu pie?
ESTRAGON: Se hincha.
VLADIMIR: Ah, sí, ya sé, la historia de los ladrones. ¿La recuerdas?
ESTRAGON: No.
VLADIMIR: ¿Quieres que te la cuente otra vez?
ESTRAGON: No.
VLADIMIR: Así matamos el tiempo. (Pausa) Eran dos ladrones, crucificados al mismo tiempo que el Salvador. Se...
ESTRAGON: ¿El qué?
VLADIMIR: El Salvador. Dos ladrones. Se dice que uno fue salvado y el otro... (Busca lo contrario a salvado)... condenado.
ESTRAGON: ¿Salvado de qué?
VLADIMIR: Del infierno.
ESTRAGON: Me voy. (No se mueve)
VLADIMIR: Y, sin embargo... (Pausa) ¿Cómo es que... ? Supongo que no te aburro.
ESTRAGON: No escucho.
VLADIMIR: ¿Cómo se comprende que de los cuatro evangelistas sólo uno presente los hechos de ese modo? Los cuatro estaban allí presentes... bueno, no muy lejos. Y sólo uno habla de un ladrón salvado. (Pausa) Veamos, Gogo, tienes que devolverme la pelota de vez en cuando.
ESTRAGON: Escucho.
VLADIMIR: Uno de cuatro. De los tres restantes, dos ni lo mencionan, y el tercero dice que los otros dos lo insultaron.
ESTRAGON: ¿Quién?
VLADIMIR: ¿Cómo?
ESTRAGON: No entiendo nada... (Pausa) ¿Insultado? ¿Quién?
VLADIMIR: El salvador.
ESTRAGON: ¿Por qué?
VLADIMIR: Porque no quiso salvarles.
ESTRAGON: ¿Del infierno?
VLADIMIR: ¡No! De la muerte.
ESTRAGON: ¿Y entonces, qué?
VLADIMIR: Entonces hubo que condenar a los dos.
ESTRAGON: ¿Y después?
VLADIMIR: Pero el otro dice que uno se salvó.
ESTRAGON: ¿Y pues? No están de acuerdo, eso es todo.
VLADIMIR: Se hallaban allí los cuatro. Y sólo uno habla de un ladrón salvado. ¿Por qué darle más crédito que a los otros?
ESTRAGON: ¿Quién le cree?
VLADIMIR: Pues todo el mundo. Sólo se conoce esta versión.
ESTRAGON: La gente es estúpida. (Se levanta penosamente, avanza cojeando hacia el lateral izquierdo, se detiene, mira a lo lejos, la mano en pantalla delante de sus ojos, se vuelve, se dirige hacia el lateral derecho, mira a los lejos. Vladimir le sigue con la mirada, después recoge el zapato, mira el interior, lo suelta rápidamente)
VLADIMIR: ¡Bah! (Escupe al suelo)
(Estragon regresa al centro del escenario, mira hacia el fondo)
ESTRAGON: Delicioso lugar. (Se vuelve, avanza hasta la rampa, mira hacia el público) Semblantes alegres. (Se vuelve hacia Vladimir) Vayámonos.
VLADIMIR: No podemos.
ESTRAGON: ¿Por qué?
VLADIMIR: Esperamos a Godot.
ESTRAGON: Es cierto. (Pausa) ¿Estás seguro de que es aquí?
VLADIMIR: ¿Qué?
ESTRAGON: Donde hay que esperar.
VLADIMIR: Dijo delante del árbol. (Miran el árbol) ¿Ves algún otro?
ESTRAGON: ¿Qué es?
VLADIMIR: Parece un sauce llorón.
ESTRAGON: ¿Dónde están las hojas?
VLADIMIR: Debe estar muerto.
ESTRAGON: Basta de lloros.
VLADIMIR: Salvo que no sea ésta la estación.
ESTRAGON: ¿No será más bien un arbolito?
VLADIMIR: Un arbusto.
ESTRAGON: Un arbolito.
VLADIMIR: Un... (Se contiene) ¿Qué insinúas? ¿Qué nos hemos equivocado de lugar?
ESTRAGON: Ya debería de estar aquí.
VLADIMIR: No aseguró que vendría.
ESTRAGON: ¿Y si no viene?
VLADIMIR: Volveremos mañana.
ESTRAGON: Y pasado mañana.
VLADIMIR: Quizá.
ESTRAGON: Y así sucesivamente.
VLADIMIR: Eres implacable.
ESTRAGON: Ya vinimos ayer.
VLADIMIR: ¡Ah, no! En eso te equivocas.
ESTRAGON: ¿Qué hicimos ayer?
VLADIMIR: ¿Que qué hicimos ayer?
ESTRAGON: Sí.
VLADIMIR: Me parece... (Se pica) Para sembrar dudas, eres único.
ESTRAGON: Creo que estuvimos aquí.
VLADIMIR (Mira alrededor): ¿El lugar, te resulta familiar?
ESTRAGON: No he dicho eso.
VLADIMIR: ¿Entonces?
ESTRAGON: Eso no importa.
VLADIMIR: Sin embargo... este árbol... (Se vuelve hacia el público)... esa turba.
ESTRAGON: ¿Estás seguro de que era esta noche?
VLADIMIR: ¿Qué?
ESTRAGON: Cuando debíamos esperarle.
VLADIMIR: Dijo el sábado. (Pausa) Creo.
ESTRAGON: Después del trabajo.
VLADIMIR: Debí apuntarlo. (Registra en sus bolsillos, repletos de toda clase de porquerías)
ESTRAGON: Pero, ¿qué sábado? ¿O lunes? ¿O viernes?
VLADIMIR (Mira enloquecido a su alrededor como si la fecha estuviera escrita en el paisaje): No es posible.
ESTRAGON: O jueves.
VLADIMIR: ¿Qué podemos hacer?
ESTRAGON: Si ayer por la noche se molestó por nada, puedes muy bien suponer que hoy no vendrá.
VLADIMIR: Pero dices que ayer noche vinimos.
ESTRAGON: Puedo equivocarme. (Pausa) Callemos un momento, ¿quieres?
VLADIMIR (débilmente): Bien. (Estragon se sienta en el suelo. Vladimir recorre el escenario, agitado, se detiene de vez en cuando para escrutar el horizonte. Estragon se duerme. Vladimir se detiene ante él) Gogo... (Silencio) Gogo... (Silencio) ¡GOGO!
(Estragon despierta sobresaltado)

viernes, 14 de agosto de 2015

REFLEXIONES

Siempre consideré al maestro un guía, si el maestro era poseedor de sabiduría, para mí se volvía un referente a imitar...



Vivir el presente proyectándolo al futuro, futuro donde no hay posibilidad de retorno.


La honestidad actuando de acuerdo a lo que se piensa y lo que se siente... compatibles que las leyes no escritas... 



La demagogia encuentra su medio de cultivo en el pueblo ignorante de las causas de sus problemas, que lo incapacita encontrar las vías de solución, 


Todas nuestras acciones deben tener una razón o motivo gratificante de nuestro mundo interior, empleando todo nuestro esfuerzo para llevarlas a cabo. 

El concepto de infelicidad, relacionado con la frustración en nuestra existencia, todo lo alcanzado se derrrumba, y la fortaleza está en superar y renacer de los escombros... 


SU AMIGO
DR. PABLO ALBAN

sábado, 8 de agosto de 2015

domingo, 1 de marzo de 2015

¿NUESTRA EXISTENCIA SEGUIRÁ ESE CAMINO?

Una etapa que tarde o temprano tenemos que afrontar, nunca pensamos en la muerte cuando tenemos una vida con silencio corporal, nos creamos nuevas metas, la nada está muy lejos, nuestra existencia virtual, nos proyecta al futuro sin límite, si la nada es virtual  ¿Nuestra existencia seguirá ese camino?...
Su amigo
Dr. Pablo Albán. 
El gran Oliver Sacks se despide tras anunciar que padece un cáncer terminal
El escritor y neurólogo relata su enfermedad en un artículo en 'The New York Times'. “Ha sido un privilegio y una aventura”.



Carta de despedida de Oliver Sacks (publicada en The New York Times)
Hace un mes, sentí que estaba en buen estado de salud, incluso que tenía una salud robusta. Con 81 años, todavía nado un kilómetro y medio al día. Pero mi suerte se ha agotado. Hace unas semanas me enteré de que tengo múltiples metástasis en el hígado. Hace nueve años me diagnosticaron un tumor poco frecuente en el ojo, un melanoma ocular. Aunque la radiación y el láser para extirparlo finalmente me dejaron ciego de ese ojo, sólo en casos muy raros tales tumores hacen metástasis. Yo estoy entre el 2% de desafortunados.




Me siento agradecido de que se me hayan concedido nueve años de buena salud y productividad desde el diagnóstico original, pero ahora me enfrento con la muerte. El cáncer ocupa la tercera parte de mi hígado y, aunque su avance puede ser más lento, este tipo particular de cáncer no se puede detener.

Depende de mí ahora elegir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivir de la manera más rica, más profunda, más productiva que pueda. En ello me siento alentado por las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, quien, al enterarse de que estaba enfermo de muerte a los 65 años, escribió una autobiografía corta en un solo día en abril de 1776. Él la tituló My Own Life.

Ahora espero una disolución rápida. He sufrido muy poco dolor de mi desorden; y lo que es más extraño, a pesar de la gran decadencia de mi persona, nunca sufrí ni por un momento un abatimiento de mi espíritu. Poseo el mismo ardor que nunca en el estudio, y la misma alegría en compañía.

He tenido la suerte de vivir más de 80 años, y los 15 años de más de las tres veintenas de Hume han sido igualmente ricos en trabajo y amor. En ese tiempo, he publicado cinco libros y he completado una autobiografía que se publicará esta primavera; tengo varios otros libros casi terminados.

Hume continuó: "Yo soy ... un hombre de disposiciones leves, de mando, de genio, de un humor abierto, social, y alegre, capaz de unirse, pero poco susceptible de enemistad y de gran moderación en todas mis pasiones".

Aquí me aparto de Hume. Aunque he disfrutado de relaciones amorosas y de amistad y no tengo enemistades reales, no puedo decir que soy un hombre de disposiciones leves. Por el contrario, soy un hombre de carácter vehemente, con entusiasmos violentos, y de falta de moderación extrema en todas mis pasiones.

Y, sin embargo, una línea de ensayo de Hume me parece especialmente cierta: "Es difícil", escribió, "estar más desconectado de la vida de lo que estoy en la actualidad".

En los últimos días, he sido capaz de ver mi vida desde una gran altitud, como una especie de paisaje, y con un profundo sentido de la conexión de todas sus partes. Esto no significa que estoy acabado con la vida.

Por el contrario, me siento intensamente vivo y quiero y espero que en el tiempo que queda pueda profundizar mis amistades para decir adiós a los que amo, escribir más, viajar si tengo la fuerza, alcanzar nuevos niveles de comprensión y perspicacia.

Esto implicará audacia, claridad y hablar claro; tratar de enderezar mis cuentas con el mundo. Pero ya habrá tiempo, también, para la diversión (e incluso algunas tonterías, también).

No hay tiempo para nada inesencial. Debo concentrarme en mí, mi trabajo y mis amigos. Dejaré de mirar NewsHour todas las noches. Dejaré de prestar atención a la política o las discusiones sobre el calentamiento global.

No es indiferencia pero sí desprendimiento; todavía me preocupo profundamente por el Oriente Medio, sobre el calentamiento global, sobre el crecimiento de la desigualdad, pero esos ya no son mis asuntos; que pertenecen al futuro. Me alegro cuando me encuentro con jóvenes superdotados; incluso el que con una biopsia diagnosticó mis metástasis. Siento que el futuro está en buenas manos.

He sido cada vez más consciente, durante los últimos 10 años más o menos, de las muertes de mis contemporáneos. Mi generación se está marchando y en cada muerte me he sentido como un desprendimiento de placenta, un arrancamiento de una parte de mí mismo. No habrá nadie como nosotros cuando nos hayamos ido, pero tampoco no habrá nadie como cualquier otra persona, nunca. Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazadas. Dejan agujeros que no se pueden llenar, porque es el destino de todo ser humano el ser un individuo único, para encontrar su propio camino, vivir su propia vida y morir su propia muerte.

No puedo pretender que no tengo miedo. Pero mi sensación predominante es de gratitud. He amado y he sido amado; se me ha dado mucho y he dado algo a cambio; he leído y viajado y pensado y escrito. He tenido una relación sexual con el mundo, el coito especial de escritores y lectores.

Por encima de todo, he sido un ser sensible, un animal de pensar, en este hermoso planeta, y que en sí ha sido un enorme privilegio y aventura.

Oliver Sacks se despide tras anunciar un cáncer terminal
GUILLERMO ALTARES (El País, Madrid)

Con un artículo sencillo, emotivo y directo, paradójicamente lleno de optimismo, el escritor y neurólogo Oliver Sacks anunció este miércoles en The New York Times que padece un cáncer terminal y que le quedan semanas de vida. “Por encima de todo, he sido un ser con sentidos, un animal pensante, en este maravilloso planeta y esto, en sí, ha sido un enorme privilegio y una aventura”, escribe este autor insólito, cuyos libros sobre los recovecos de la mente humana, como Despertares o El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, han sido adaptados al cine y han vendido millones de ejemplares en todo el mundo.

Oliver Sacks, que tiene 81 años, recibió la mala noticia hace unas semanas, cuando le informaron de que padece múltiples metástasis en el hígado, que proceden de un tumor primigenio en el ojo detectado hace ocho años. Asegura que los médicos pueden ralentizar el avance, pero no detenerlo.

Titulada "Mi propia vida", en homenaje a la autobiografía que escribió el filósofo David Hume cuando supo también que padecía una enfermedad sin cura, su despedida está llena de optimismo: “Me encuentro intensamente vivo y quiero y espero que el tiempo que me quede por vivir me permita profundizar mis amistades, despedirme de aquellos a los que quiero, escribir más, viajar si tengo la fuerza suficiente, alcanzar nuevos niveles de conocimiento y comprensión. Esto incluirá audacia, claridad y hablar con franqueza; trataré de ajustar mis cuentas con el mundo. Pero también tendré tiempo para divertirme (incluso para hacer alguna estupidez)”.

Sacks explica que en abril publicará sus memorias y que tiene otros cuantos libros a punto de ser terminados. El escritor confiesa que no piensa dedicarse a nada que no considere esencial, que no quiere perder el tiempo. “No puedo decir que no tenga miedo. Pero mi sentimiento predominante es el de la gratitud. He amado y he sido amado; he dado mucho y me ha dado bastantes cosas; he leído, viajado y escrito”.

Nacido en Londres en 1933, Sacks vive en Nueva York desde los años sesenta. A lo largo de los años, ha ido plasmando las experiencias con las que se cruzó en su consulta en libros editados en España primero por Mario Muchnik y actualmente por Anagrama. Un antropólogo en Marte, Migraña, Con una sola pierna, La isla de los ciegos al color, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, El tío Tungsteno, Veo una voz, Despertares y Alucinaciones son sus títulos más conocidos.

En una entrevista con este diario en 1996, con motivo de la publicación de Un antropólogo en Marte, Sacks habló precisamente de la relación de los pacientes con la enfermedad.  "Para mí es fundamental la relación que se establece entre enfermedad e identidad y la forma en que la gente reconstruye su mundo y su vida a partir de esa enfermedad", explicó. "Todos los casos que expongo en este libro han descubierto una vida positiva que surgía tras una enfermedad. El pintor que tras perder la visión del color no desea recuperarla. El ciego de nacimiento que recobra la vista hacia la mitad de su vida y no puede soportarlo. La mujer autista que encuentra en el autismo una parte de su identidad... Pero no quiero parecer sentimental ante la enfermedad. No estoy diciendo que haya que ser ciego, autista o padecer el síndrome de Tourette, en absoluto, pero en cada caso una identidad positiva ha surgido tras algo calamitoso. A veces, la enfermedad nos puede enseñar lo que tiene la vida de valioso y permitirnos vivirla más intensamente".

Hace unos meses, Sacks publicó un artículo maravilloso en The New York Review of Books sobre los recuerdos y la ficción titulado Habla, memoria. En él relataba como según envejecía iban surgiendo recuerdos cada vez más claros de su infancia; recordaba, por ejemplo, dos episodios en los que bombas nazis cayeron cerca de su casa en Londres cuando era un niño durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, su hermano mayor le explicó que el primero lo había vivido, pero que el segundo se lo habían contado, porque en ese momento ya no estaba en Londres.

Este episodio le sirve a Sacks para hacer una larga disertación sobre la importancia de la ficción en la vida, porque al final lo que hemos leído y nos ha impresionado acaba por ser tan importante como lo que hemos vivido. “Nosotros como seres humanos hemos desarrollado sistemas de memoria que tienen fallos, fragilidades e imperfecciones”, escribe. “La indiferencia sobre las fuentes nos permite asimilar lo que leemos, lo que nos cuentan, lo que dicen otros y pensar, escribir y pintar, de una forma tan rica y tan intensa como si fuesen experiencias primarias. Nos permite ver y escuchar con los ojos y los oídos de otros, entrar en la mente de los demás, asimilar el arte y la ciencia y la religión de toda una cultura”.

Este texto es una muestra de la forma que tiene Sacks de escribir y pensar y, a la vez, de la inmensa influencia de sus escritos sobre la manera en que vemos el mundo en el que vivimos. La tranquila lucidez con la que afronta la noticia de su cáncer sin retorno es una prueba más de su sabiduría.